Desorientación y aumento de ladridos, algunos síntomas que indican Alzheimer canino

 Desorientación y aumento de ladridos, algunos síntomas que indican Alzheimer canino

Si su mascota presenta episodios de desorientación, pérdida de interés en actividades que antes disfrutaba, cambios conductuales como agresividad por miedo o disminución en sus horas de descanso, pueden ser síntomas del síndrome de disfunción cognitivo senil, conocido también como Alzheimer.

Los caninos pueden sufrir de esta enfermedad degenerativa del sistema nervioso, similar a la enfermedad de Alzheimer en humanos.

Para Liliana Góngora y Maritza Medina, docentes del programa de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Fundación Universitaria San Martín, “esta enfermedad altera la estructura del tejido cerebral por acumulación de una proteína que tiene efecto neurotóxico, llamada β-amiloide, la cual causa disminución de los neurotransmisores y muerte neuronal”.

Aunque no se conoce exactamente el mecanismo de acción de esa proteína neurotóxica en el tejido cerebral, según las docentes, se pueden establecer los cambios que se producen como la pérdida de mielina de las fibras nerviosas, de la función de células gliales y neuronas, y la disminución de las uniones neuronales, que generan una transmisión lenta de los mensajes neuronales.

Según la Fundación Affinity, creada por Affinity Petcare, multinacional de alimentos para perros y gatos, “al principio, los cambios en el comportamiento son sutiles, poco específicos y no provocan la preocupación del propietario que los atribuye al envejecimiento normal de la mascota”.

Estos cambios comportamentales van desde tener menor actividad física, interactuar de forma reducida con su entorno social, así como mostrar episodios de mayor ansiedad a los que presentaba antes.

“Esta enfermedad degenerativa se manifiesta con cambios cognitivos como no reconocer a los tutores y personas cercanas, y desorientación y pérdida de interés en el entorno y en actividades que antes disfrutaban”, precisaron.

Además, se pueden evidenciar cambios conductuales como agresividad por miedo, aumento de las vocalizaciones (ladran o aúllan mucho), disminución de las horas de descanso o, sencillamente, que hacen sus necesidades dentro de la casa cuando antes nunca pasaba.

“Se puede disminuir la posibilidad de que se desarrolle la enfermedad, sobre todo cuando hay predisposición genética, mejorando la alimentación con alimentos formulados que contienen antioxidantes que ayudan a disminuir el envejecimiento celular”, destacaron.

Suplementos nutricionales que contengan vitamina E, vitamina B6, omega-3 y con sustancias naturales como el extracto de ginkgo biloba serán claves en su prevención, así como actividad física como componente importante para mejorar el sistema cardiovascular y con ello la oxigenación del organismo.

Pese a que no existe un tratamiento curativo específico para este síndrome, hay medidas farmacológicas paliativas para la alteración neuronal que deben ser dictaminadas por el médico veterinario tratante y ayudarán a darle una mejor calidad de vida a su mascota.

“Estos medicamentos mejoran la oxigenación del cerebro como la nicergolina o aumentan los niveles del más importante neurotransmisor del sistema nervioso central que es la dopamina, mediante el uso de Selegenina. A nivel sintomático se puede usar melatonina para equilibrar los periodos de sueño y tranquilizantes para disminuir el nivel de ansiedad”, resaltaron.

En el portal web de Nestlé Purina Petcare Company, precisan que, debido a que el cerebro suele usar la glucosa como combustible preferente para poder realizar sus funciones y el envejecimiento puede dificultar el uso de la glucosa como combustible, “la ingestión de determinados ingredientes permite obtener sustancias que el cerebro utilizará como fuente de energía alternativa, mejorando así el rendimiento de tu perro”.

Es importante tener en cuenta que, para mejorar la calidad de vida de las mascotas, se debe conocer en qué consiste la enfermedad y entender los cambios que se podrán presentar, siendo conscientes de que se debe volver a enseñarle con paciencia los hábitos perdidos.

“El tutor debe mantener una rutina de actividades, entre ellas de actividad física, juegos, desafíos mentales como de reconocimiento de objetos y búsqueda que incentive la curiosidad. Es importante disminuir los factores que aumenten la ansiedad, como regaños, castigos, cambio de lugar de objetos como muebles y el uso de aromaterapia en el espacio donde duerma la mascota para ayudarlo a conciliar el sueño”, concluyeron las docentes.

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